Luján fue mi profesora de castellano, así como de mi família durante los 2 años que vivimos en BsAs, ARG.
Mucho más que una profesora, ella se convirtió en un apoyo, un ancla, un puerto seguro capaz de guiarnos tanto en nuestros aprendizajes del idioma como en nuestras inseguridades sobre la mejor forma de expresarnos, de socializar y con todo respecto a nuestros primeros pasos en la adaptación al idioma y a la cultura local.
Siempre muy dispuesta, flexible y amorosa, supo leer donde estaban nuestras debilidades y trabajó con todos nosotros con mucha paciencia, mucha sabiduría y una predisposición para ensenarnos y ayudarnos como pocas veces he visto en mi vida.
Luján supo detectar como era nuestro proceso de aprendizaje y usaba este conocimiento a nuestro favor, facilitándolo y reforzando nuestra auto confianza.
Más que una profesora extremamente competente, segura y sensible, encontramos en Luján una compañera porteña. Alguien que nos enseñó mucho del idioma y de la vida.
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